- La modificación fue aprobada en el Pleno del Congreso de la República en primera votación, pero se ha pedido su reconsideración.
- Estos cambios se aplicarían en las especies de shihuahuaco y tahuarí que ingresaron al Apéndice II de Cites en el año 2022.
- Según la ley, es necesario una verificación ocular al 100 % de los árboles, pero con la nueva norma esto ya no sería necesario, sino que se hará con una muestra representativa.
- El shihuahuaco es una especie clave en la dinámica de la ecología del bosque tropical, muy resistente que actualmente se tala para usarla en la industria maderera para la elaboración de tablillas de parquet.
La ley forestal continúa siendo modificada, poniendo en riesgo a los bosques del Perú. El pasado 16 de abril, un nuevo proyecto de ley que modifica la Ley Forestal y de Fauna Silvestre fue aprobado en el Pleno del Congreso de la República. La norma propone cambios para flexibilizar la verificación de los planes de manejo de las especies forestales incluidas en el apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), de acuerdo a la metodología aprobada por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).
Leer más: Liberar tortugas: así es la difícil tarea de aprender a rescatarlas de los anzuelos
Hasta ahora, esta ley precisa que es necesario una verificación ocular al 100 % de los especímenes comprendidos en un plan de manejo para el aprovechamiento de especies forestales, es decir, se tienen que contabilizar todos los árboles que serán talados. Sin embargo, con la nueva norma esto ya no sería necesario, puesto que se propone establecer una metodología que permita la verificación de solo una muestra de árboles para determinar la existencia de los especímenes y los volúmenes declarados.

“El Perú, en vez de adecuarse y de esforzarse, lo que hace es flexibilizar y reducir estándares, bajar la vara”, dice Julia Urrunaga, directora en Perú de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA por sus siglas en inglés) sobre los cambios que se están haciendo a la normativa y que, según varios expertos, comprometería especies en riesgo como el shihuahuaco (Dipteryx spp) que en noviembre de 2022 fue incluido en el apéndice II de Cites, un acápite de la Convención en el que se listan aquellas especies que a pesar de no estar necesariamente amenazadas de extinción, podrían llegar a estarlo a menos que se controle estrictamente su comercio.
Esta iniciativa para modificar la ley forestal fue enviada al Congreso por el Ejecutivo hace poco más de un año, en febrero de 2024, cuando la presidenta Dina Boluarte y el entonces primer ministro Alberto Otárola mandaron la propuesta “con carácter de Urgente”, según consta en el oficio que acompaña al proyecto.
Lee más: Shihuahuaco: el árbol milenario de la Amazonía se resiste a caer
Menos control y más riesgo
“Se están tomando esas decisiones para seguir blanqueando madera, que es lo que siempre se ha hecho”, comenta Tatiana Espinosa, directora de Arbio Perú, un proyecto de conservación de bosques en Madre de Dios, donde habita el shihuahuaco.
Es una manera mucho más fácil de blanquear madera y de usar las guías de transporte con volúmenes que ni siquiera han tenido que verificar, agrega Espinosa. “Se cuentan 20 y se asume que hay 2000”, comenta la experta sobre el mecanismo de tráfico de madera en Perú.

Una modalidad frecuente de tráfico en el país consiste en utilizar los planes de manejo forestales y consignar en ellos información falsa para burlar a la autoridad forestal peruana encargada de supervisar la extracción. De esta forma se legaliza la madera que sale de bosques prohibidos.
El proyecto de ley también precisa que en el caso de las especies con baja densidad poblacional y pocas áreas de aprovechamiento —como la caoba— las verificaciones continuarán al 100 %, “mientras que en el caso del shihuahuaco y el tahuari se podría optar por realizar un muestreo en la medida que presenta una mayor abundancia”.
El argumento para que la verificación se realice por muestreo es que “esta medida posibilitará que las verificaciones se realicen en un menor tiempo y con una mayor eficiencia en el gasto por parte de las entidades encargadas de realizarlas, beneficiando a los istrados con una respuesta oportuna en los procedimientos iniciados”, se explica en el proyecto.
“Si tú no tienes el inventario al 100 %, ¿cómo sabes si lo que estás aprobando para extracción genera o no un detrimento en la población?”, comenta Lucila Pautrat, directora de la ONG Kené. “Si no tengo un dato científico y real de cuál es el tamaño de la población, ¿cómo sé cuánto voy a sacar? Ese es el problema, por eso no es tan fácil decir: ‘voy a hacer un muestreo’”.

Pautrat también explica que en el bosque tropical las especies no se distribuyen de manera homogénea, sino en manchales o por determinados tipos de suelo. “El suelo nunca es homogéneo. Las condiciones edáficas, de salinidad, de permeabilidad del agua, entre otras, determinan un patrón de distribución diferente en cada zona de distribución de las especies”.
Según Pautrat, el Estado peruano —y los organismos responsables de Cites como el Ministerio del Ambiente, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), así como los encargados de la supervisión como el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor) y los gobiernos regionales— no han avanzado con el plan de implementación para garantizar el 100 % de la trazabilidad del shihuahuaco. “Ante la presión de los madereros que ya tienen el shihuahuaco cortado, no se les ocurre mejor idea que cambiar la ley para bajar el estándar”, afirma.
En Perú, la caoba (Swietenia macrophylla) y todas las especies de cedro (Cedrela) forman parte de la lista II de Cites, y en noviembre de 2022 se sumaron el género Dipteryx que incluye a todas las especies de shihuahuaco que hay en el país y el género Handroanthus, árboles conocidos como tahuarí en la Amazonía peruana y guayacán en la costa norte del país. En ese momento el Perú solicitó un plazo de 24 meses para su entrada en vigor, con el fin de establecer medidas reglamentarias para su adecuada implementación. Ese periodo ya se cumplió.

Urrunaga comenta que Perú solicitó esos dos años argumentando que necesitaba buscar fondos para implementar las medidas y mecanismos necesarios para adecuarse al mandato de Cites. “Esos dos años vencieron en noviembre de 2024. Y ahora el argumento sigue siendo el mismo: no hay fondos”, cuestiona Julia Urrunaga, directora de EIA.
Los cambios en la ley
En el proyecto de ley se plantea emplear diferentes intensidades de muestreo, con tamaños de muestra que tengan un 5 % o 7.5 % de error. En este último caso, según la propuesta, se tendría una disminución en los gastos de inspección equivalente al 17 %, y en los casos de empresas con certificación, la disminución en costos equivaldría a un 21 % del presupuesto en comparación con inspecciones al 100 %. “Significará un ahorro frente al presupuesto que se requerirá para hacer las inspecciones oculares al 100 % de los árboles que se declaran para el aprovechamiento”, indica el proyecto de ley.
El ex director ejecutivo de Serfor, Luis Alberto Gonzáles Zúñiga, defendió el proyecto aprobado en el Congreso. En conversación con Mongabay Latam, Gonzáles dijo que la propuesta forma parte del Plan de acción para la adecuada implementación de la inclusión del shihuahuaco (género Dipteryx) y tahuarí (género Handroanthus) en el apéndice II de la Cites, un documento elaborado entre los años 2023 y 2024.

“Esa propuesta fue conversada con muchos actores de la sociedad, privados y sobre todo con las organizaciones indígenas. Eso nos tomó un buen tiempo y lo sustentamos porque era indispensable avanzar hacia un esquema muestral”, señala Gonzáles.
No obstante, reconoció que hubo mucha presión de la industria maderera cuando se buscaba incluir al shihuahuaco y al tahuarí en el apéndice II de Cites. “No te imaginas la resistencia que ha habido por parte de los industriales para que no entre la especie [shihuahuaco] a Cites. Hemos peleado, nos hemos enfrentado y, por supuesto, sabes las influencias que tienen estas empresas enormes en el Estado, en los ministerios. Ha sido muy fuerte la resistencia”, anota.
De acuerdo con Gonzáles, la propuesta de realizar las verificaciones mediante un muestreo «es una opción metodológica y científicamente válida», que se utiliza en muchos otros países.
Gonzáles comenta que cualquier cambio en la legislación «genera desconfianza y temor» porque ocurre el marco de una política de gobierno que «está en una ofensiva contra el bosque, promoviendo la deforestación». En ese sentido, menciona la nueva Ley Forestal que «lo que hace en el fondo es alentar la deforestación»; así como la promoción del cultivo de palma aceitera que también «promueve la deforestación».

Williams Arellano, jefe del Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor), explica que la modificación de la ley tiene dos componentes. Uno de ellos es “la aprobación de planes de manejo que contengan las especies Cites”, y un segundo componente que “es la supervisión”.
“La modificación que se está realizando, principalmente, es para la aprobación, pero no para la supervisión”, agrega Arellano. “En este caso, la autoridad istrativa Cites es el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y ellos, como autoridad istrativa Cites, participan en la inspección ocular para la aprobación de estos planes de manejo. La metodología que se está modificando es para esta primera etapa, para la aprobación del plan de manejo”, comenta Arellano.
El funcionario asegura, además, que una vez aprobado el plan de manejo, corresponde a Osinfor ejecutar la supervisión. “Esta modificación no altera ni modifica la supervisión, nuestra supervisión se mantiene rigurosa técnicamente y lo seguimos haciendo al 100% de los árboles de las especies que son cosechadas”. Arellano agrega que todo plan de manejo que tiene especies Cites es supervisado por Osinfor. «Cuando son especies Cites los mecanismos de control y supervisión son más rigurosos. Nosotros no hemos cambiado nuestra forma de supervisión y no la vamos a cambiar», asegura.
Mongabay Latam solicitó a Serfor su versión sobre el tema, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvimos respuesta.

Tras la aprobación de la propuesta en el Congreso, la parlamentaria Ruth Luque, del bloque Democrático Popular, interpuso un pedido de reconsideración de la votación para este proyecto. En sus redes sociales, la congresista señaló que esta modificación a la ley Forestal pretende flexibilizar las inspecciones oculares del Serfor y Osinfor para dar autorización al manejo de especies forestales comprendidas en las listas de la CITES. “De prosperar esta ley, especies como el shihuahuaco, corren el riesgo de desaparecer”, escribió en la red social X.
“La modificación, impulsada por el Ejecutivo y el Congreso, reduce los niveles de protección y control de las especies catalogadas en la Cites, con una nueva metodología que no se sabe cómo funcionará para controlar especies amenazadas. No se exigirá verificación ocular del 100 % de las especies declaradas, sino solo una muestra parcial. Esto facilitará la deforestación”, precisó Luque sobre la norma.
En defensa del shihuahuaco
“La principal causa de degradación de los bosques es la extracción de madera. Peor aún cuando se talan árboles que tienen 500 o mil años”, cuestiona Espinosa para referirse al shihuahuaco, una especie milenaria que puede tardar más de 1200 años en alcanzar su máxima altura, unos 50 metros. Sin embargo, su uso en la industria maderera, principalmente para ser convertido en tablillas de parquet, está acelerando la reducción de su población. Solo en Perú se talan aproximadamente 184 mil shihuahuacos cada año.

En el informe de Cites con el que se incluyó a las especies de shihuahuaco en la lista del apéndice II se indica que todos sus hábitats “están cada vez más amenazados por la deforestación y la degradación forestal, la explotación forestal, la conversión de tierras a la agricultura y el cambio climático”.
También se explica que “no se dispone de datos sobre la población de ninguna especie de Dipteryx en toda su área de distribución. Sin embargo, aunque hay poca información sobre el número actual de especímenes maduros, el crecimiento de estas especies es muy lento y suelen darse en densidades bajas”.
Espinosa conoce bien al shihuahuaco, por tanto, confirma que se trata de una especie que demora mucho en crecer, como se indica en el informe de Cites. “De estos árboles antiguos dependen muchas interconexiones en los bosques, pero es muy difícil que se repongan. Además, no hay suficientes árboles pequeños que vayan a suplir a los grandes que se están cortando. Hay una brecha bien grande porque no hay árboles juveniles”.

El shihuahuaco también es lugar de anidación para aves amenazadas, se explica en el informe de Cites. Una de ellas es el águila harpía (Harpia harpyja), clasificada como Vulnerable a nivel mundial, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sus cavidades en los troncos también son utilizadas como nidos por el guacamayo escarlata (Ara macao), una especie incluida en el apéndice I de la Cites, así como el guacamayo rojo (Ara chloroptera). Los frutos, las semillas y las flores de los shihuahuacos son fuente de alimento para mamíferos, aves e insectos, como murciélagos, papagayos, agutíes, pecaríes, ciervos, tapires, colibríes y abejas, entre otros.
“Es una especie clave, fundamental en la dinámica de la ecología del bosque tropical, no solo porque es un árbol emergente dentro de la estructura de la arquitectura del bosque, es decir, que mide más de 40 metros de altura, sino que sirve de anidación para águila harpía, una especie que también está en la cúspide de la red trófica”, comenta Pautrat.
Imagen principal: El shihuahuaco es un árbol utilizado para anidación por especies amenazadas como la águila harpía. Foto: Cortesía Antonio Fernandini.